
La gentrificación salvaje de algunas ciudades, hace, de la noche a la mañana, desplazar a sus habitantes a las periferias, en favor de los turistas, privando a familias, gente mayor o jóvenes, de la oportunidad de vivir en el centro o de las ventajas que ello ofrece. El resultado es subidas abusivas de alquileres y convertir los cascos antiguos en parques temáticos para turistas.