Elías Taño
Politizar el dibujo es un ejercicio de honestidad y compromiso. Pensar en la página como un grito. Como una pared capaz de gritar rabia, esperanza. El dibujo se convierte en un campo de investigación política. Una búsqueda de un lenguaje que, por un lado, recupera la mejor tradición de la gráfica contingente; y por otro, trata de revitalizar la impronta y percepción de la sociedad sobre el hecho político. Esto es, alejándose de una gráfica condescendiente. Y creando preguntas que cuestionen las relaciones de poder.