Desde la Associació de Professionals de la Il·lustració Valenciana (APIV) defendemos los derechos e intereses de los y las profesionales del sector. Por eso creemos necesario reflexionar sobre el estado de desarrollo actual de las Inteligencias Artificiales Generativas (IAG).
La tecnología puede ser maravillosa siempre y cuando sea ética, sostenible, no tenga sesgos y contribuya al bienestar individual y colectivo. Por todo ello consideramos que las IAG en su estado actual, suponen un riesgo grave para nuestro sector y para la sociedad en su conjunto y por lo tanto, deben ser reguladas.
¿Qué són las IAG de imágenes?
Son una tecnología que pertenece a grandes empresas privadas y que es capaz de generar imágenes a partir de un texto (prompt). Para que una IAG pueda crear una imagen necesita una base de datos previa. Esta base de datos es LAION 5B, compuesta por 5.000 millones de imágenes y textos descriptivos extraídos de internet. La mayoría de estas imágenes son trabajos de artistas protegidos por derechos de autoría y utilizados sin su consentimiento.
Para desarrollar LAION 5B, las empresas de IAG crearon LAION, una organización alemana sin ánimo de lucro. A través de LAION pudieron recopilar, con fines de investigación, todas esas imágenes sin saltarse la ley alemana. Posteriormente, canalizaron todo ese trabajo protegido por derechos de autoría a sus empresas matrices en EEUU que sí tienen ánimo de lucro.
Así han robado las empresas de IAG el trabajo de miles de artistas a través de una estrategia intencionada de lavado de datos.
Las IAG no son éticas
A día de hoy las IAG no están reguladas. Sus avances tecnológicos, motivados por el ánimo de lucro de grandes empresas, van más rápido que la creación de unas leyes justas que controlen sus consecuencias. Actualmente no es posible un uso ético de las IAG porque su origen es el robo de datos utilizados con ánimo de lucro.
Derechos de autoría
En su estado actual, las IAG hacen un uso no remunerado del trabajo de miles de creadores y creadoras. Esto supone una violación sistemática y sin precedentes de los derechos de autoría, planteando varios problemas, entre ellos la falta de consenso legal internacional sobre a quién pertenecen los derechos sobre las imágenes generadas.
Precariedad
Las IAG están diseñadas para automatizar y suplantar los procesos creativos. Cuando una empresa decide prescindir de una profesional para trabajar a través de una IAG, lo hace para abaratar costes. La consecuencia de esto es la precarización de nuestro sector.
Usurpación de identidad
Las IAG no sólo roban el trabajo de los creadores y creadoras, sino que pueden operar usando sus nombres concretos como parte del texto generativo (prompt) para mimetizar su estilo. Esto añade un nuevo conflicto: la usurpación de identidad de los y las artistas y de los derechos morales que les amparan.
Salud mental
Los creadores y creadoras que intentan vivir de su trabajo, afrontan a diario las condiciones abusivas de un sector ya de por sí precarizado. Sumado a esto, el sentirse sustituidas por las IAG en un oficio cuyo proceso creativo disfrutan, les genera graves problemas psicológicos a los que debemos hacer frente colectivamente.
Desigualdad
Las empresas tecnológicas que gestionan las IAG, mediante suscripciones de pago, acumulan cada vez más beneficios en detrimento de la vida digna de millones de creadores y creadoras. Fomentan un modelo de sociedad basado en la desigualdad y la acumulación de riqueza en manos de una minoría.
Cambio climático
Las IAs tienen un impacto en el medio ambiente devastador. La potencia energética usada en inteligencia artificial se duplica cada 3-4 meses, según Open AI (2020).
El poder computacional necesario para el incremento de sus capacidades, a corto y largo plazo, entra en conflicto directo con los límites físicos de nuestro planeta.
Por todas estas razones, desde APIV estamos en contra del uso de las Inteligencias Artificiales Generativas en su estado actual de desarrollo y a favor de su regulación.